Humana y mujer
«Descubrir por ti misma
otro ser no previsto
en el puente de la mirada.
Ser humano y mujer, ni más ni menos»
Fortuna, Ida Vitale
Quiero agradecer, una vez más, el representar a la Red Museística Provincial de Lugo y formar parte del Comité de Honor de la VllI Bienal de Arte Contemporáneo de la Fundación Once que se ha cancelado por las circunstancias actuales.
En la anterior ocasión mencionamos la vulnerabilidad de algunas artistas en relación con su cuerpo, algo que las estigmatizaba o las relegaba per se, en proporción al alcance de sus enfermedades o heridas.
Hablábamos de Frida Kahlo y su cuerpo segmentado, lleno de cicatrices, desbordado por el dolor, marca constante de una vida atravesada por las dificultades insalvables que le provocó aquel temprano accidente de tranvía. Sugerimos que, a los obstáculos inherentes a ser mujeres en un mundo masculino y masculinizado, estas resistentes debían enfrentar sus propios sufrimientos mentales o físicos, una mochila cargada de piedras, que al igual que a Sísifo, les alejaba las metas y desdibujaba los límites.
Esto les ocurrió a algunas mujeres brillantes que conocemos, como Marie Blanchard o Virginia Woolf, Paula Rego o Ángela de la Cruz, a quienes el cuerpo y la mente les jugaron malas pasadas. Ellas lo han logrado, con toda su carga de piedras, han destruido los techos de cristal y los suelos pegajosos, a fuerza de tesón e instinto de supervivencia. Pero ¿qué les ocurrió a millones de mujeres que no pudieron saltar esa valla que las alejara del olvido colectivo, que las condenaba a un anonimato triste y frustrante.
¿Qué ocurre, por ejemplo, cuando es la edad la que impone condiciones? El paso del tiempo, que trata bien a muy pocxs o a casi nadie. ¿Qué ocurre cuando los impedimentos devienen de envejecer, sin más, y a eso hay que añadirle una vida de discriminación y ninguneo?
No es nada sencillo ser mujer en un mundo que nos mide con distintas varas. En un mundo en el que a veces llega el reconocimiento merecido cuando ni siquiera estamos en condiciones físicas de disfrutarlo. Cuando ya apenas podemos hacer planes porque se acorta el contrato indefinido con la existencia. El reconocimiento, al igual que la justicia, si es tardío pierde todo su sentido y alcance.
Por supuesto que nos alegramos infinitamente cuando una de estas excepcionales mujeres es conocida en vida por sus méritos en todo el planeta. Nos encantó que una poeta tan amada en su país y en la región, como la uruguaya Ida Vitale, fuese «descubierta» a sus noventa y siete años, a través del otorgamiento del Premio Cervantes, por la otra parte del mundo, aquella a quien su mirada colonialista de los hechos históricos condena a escudriñar con un solo ojo.
Entonces nos ponemos en la piel, porque nuestra piel también envejece, de las que tienen artritis, reuma, huesos frágiles, vista y oídos disminuidos, pasos cansados y caídas que se multiplican. Porque ellas llevan toda su vida trabajando, intentado ser vistas y miradas, escuchadas y oídas, porque ellas también tienen derechos y aportan narrativas impregnadas de experiencia y sabiduría.
Ellas tampoco son estatuas, y escriben, asumiendo lo difícil de cada paso, una historia que debe ser conocida y contada. Y somos nosotrxs, dentro de las posibilidades que nos otorga nuestra función, quienes estamos obligadxs a ayudar a destrabar esa, también, mirada parcial y prejuiciosa. Quienes debemos contribuir a rescatarlas de un injusto olvido.
Sabemos que somos capaces desde el arte, desde los museos, desde el activismo, de sumar a una transformación social que, más que necesaria, se vuelve imprescindible a la luz de algunos sucesos vividos últimamente.
Apostar por la inclusión, la visibilidad de lxs otrxs, especialmente la de las otras ocultas por tantos siglos de oscuridad, colaborar en la reunión de todas las miradas en clave de igualdad y respeto a lo diverso, son parte de nuestro compromiso y posicionamiento necesarios.
Por ello, queremos ahora reivindicar la figura de la mujer mayor artista, la que pelea contra el inexorable paso del tiempo, la que, también, indaga y necesita legitimar su voz propia, dar sentido a toda una vida de búsqueda incansable. Queremos que la relectura impostergable del arte desde la perspectiva de género también las incluya a ellas, y que ese reconocimiento se adelante a la biología. Que aquellas que no fueron vistas en su juventud porque el modelo del artista macho era el imperante, y que ahora llegan tarde a los ajustes de miradas, también tengan su oportunidad.
Porque ELLAS también han jugado y juegan un papel en la historia del arte en todas sus disciplinas, porque lo que somos se los debemos, porque, ciertamente, somos porque han sido y son; por todas ellas, las que conocemos y las que esperamos conocer y reconocer para concretar definidamente una mirada inclusiva, una mirada humana y mujer.
Encarna Lago González
Gerente de la Red Museística Provincial de Lugo