ACTITUD
Nuestra actitud ante nosotros mismos, los demás y la vida lo es todo.
Como ya indica la palabra, la ACTitud habla de como ACTuamos, de nuestras ACTuaciones, de la calidad de nuestras ACTividades como seres humanos.
La actitud es también nuestra postura interna y externa. Postura que no sólo es el estado de ánimo que nos provoca el entorno y las circunstancias, también y muy especialmente nuestra actitud es el RESULTADO DE LA ELECCIÓN de esa postura, ese gesto interior que nos predispone a un determinado tipo de acción.
Así podemos elegir actitudes positivas (las que invitan al otro y/o a nosotros mismos a sentirnos bien) o negativas (las que invitan a nosotros y/o al otro a sentirnos mal), proactivas (decidimos tomar la iniciativa), o reactivas (surgen como respuesta a un estímulo, hecho, acontecimiento). También nuestra actitud puede ser ética (guiadas por unos principios que busquen el bien común), o corrupta (guiadas por la búsqueda de mi bienestar sin importarme el impacto en el sufrimiento de los demás).
La actitud, bien elegida, ética, amable, responsable, considerada, elegante, generosa, lúcida, cambia las relaciones, los diálogos, las construcciones compartidas, los proyectos, los grupos humanos; el mundo, en definitiva.
Su importancia es esencial. Y en la medida en que nosotros somos capaces de desarrollar un cultivo sano, ético, proactivo de nuestras actitudes estamos sembrando las semillas del conocimiento, del respeto, de la responsabilidad, de la dignidad, de la cultura, de un buen futuro para nosotros y especialmente para nuestros hijos. Ya que toda actitud precede a una acción, y toda acción repetida desde la consciencia forja unos hábitos que construyen un carácter y que nos ayudan a forjar un cierto destino más allá de lo el azar nos brindará.
Sobre el valor y potencia de las actitudes, aquí, en este enlace a mi blog, os brindo una serie de reflexiones añadidas que espero y deseo que os sean útiles.
Hoy, desde Argentina, besos y abrazos,
Álex
Nuestra actitud ante nosotros mismos, los demás y la vida lo es todo.
Como ya indica la palabra, la ACTitud habla de como ACTuamos, de nuestras ACTuaciones, de la calidad de nuestras ACTividades como seres humanos.
La actitud es también nuestra postura interna y externa. Postura que no sólo es el estado de ánimo que nos provoca el entorno y las circunstancias, también y muy especialmente nuestra actitud es el RESULTADO DE LA ELECCIÓN de esa postura, ese gesto interior que nos predispone a un determinado tipo de acción.
Así podemos elegir actitudes positivas (las que invitan al otro y/o a nosotros mismos a sentirnos bien) o negativas (las que invitan a nosotros y/o al otro a sentirnos mal), proactivas (decidimos tomar la iniciativa), o reactivas (surgen como respuesta a un estímulo, hecho, acontecimiento). También nuestra actitud puede ser ética (guiadas por unos principios que busquen el bien común), o corrupta (guiadas por la búsqueda de mi bienestar sin importarme el impacto en el sufrimiento de los demás).
La actitud, bien elegida, ética, amable, responsable, considerada, elegante, generosa, lúcida, cambia las relaciones, los diálogos, las construcciones compartidas, los proyectos, los grupos humanos; el mundo, en definitiva.
Su importancia es esencial. Y en la medida en que nosotros somos capaces de desarrollar un cultivo sano, ético, proactivo de nuestras actitudes estamos sembrando las semillas del conocimiento, del respeto, de la responsabilidad, de la dignidad, de la cultura, de un buen futuro para nosotros y especialmente para nuestros hijos. Ya que toda actitud precede a una acción, y toda acción repetida desde la consciencia forja unos hábitos que construyen un carácter y que nos ayudan a forjar un cierto destino más allá de lo el azar nos brindará.
Sobre el valor y potencia de las actitudes, aquí, en este enlace a mi blog, os brindo una serie de reflexiones añadidas que espero y deseo que os sean útiles.
Hoy, desde Argentina, besos y abrazos,
Álex
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